Entre la CIA y Fort Bragg

México, 17 diciembre.- Ronald D. Johnson fue propuesto por Donald Trump como Embajador de los Estados Unidos en México para su segundo mandato en la Casa Blanca. El mensaje detrás de esta designación está más que implícito, el perfil del coronel retirado con honores del Regimiento de Fuerzas Especiales y ex oficial de CIA con experiencia en operaciones encubiertas de alto perfil, tiene como destinatario no solo a las redes criminales de tráfico de drogas, sino a la creciente influencia de naciones como China y Rusia que son percibidos como amenazas para la seguridad hemisférica.

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FOTO: John F. Kennedy Special Warfare Center and School

Una de las primeras fortalezas que encontrará el coronel retirado Ronald D. Johnson de ser ratificado como nuevo Embajador de los Estados Unidos en México, es que la cooperación militar entre México y la Unión Americana “es amplia, activa y resiliente”. Dentro de las líneas de un plan de trabajo que se esbozó entre las secretarías de Marina, Defensa Nacional y el Comando Norte (USNORTHCOM) el sexenio pasado, existía la certeza de que “muchas audiencias no tenían el conocimiento de “la amplitud, frecuencia e impacto de esa cooperación” por lo que se requería que en conjunto con la Embajada de los Estados Unidos en México se desarrollara un plan de “comunicación estratégica” para informar a los ciudadanos de ambos países y a la audiencia internacional de los alcances de la “amplia cooperación y fuerte asociación” entre las fuerzas armadas de las dos naciones.

La idea que surgió hace tres años como parte de las sesiones de trabajo de la Mesa Redonda de Cooperación Militar Bilateral (BMCR por sus siglas en inglés), entre la Marina, Defensa y el Comando Norte no alcanzó sus objetivos en su totalidad, y los proyectos, capacitaciones, asesorías e intercambios siguieron manejándose en círculos restringidos.

Una agenda bilateral donde se privilegie la seguridad por encima de lo comercial y político fue el consenso al que llegaron por separado diferentes analistas la semana pasada cuando se anunció la designación del coronel retirado Ronald D. Johnson como Embajador estadounidense en México. Nadie tuvo duda que el nombramiento hecho por Donald Trump, quien tomará posesión de la presidencia de los Estados Unidos en su segundo mandato el próximo 20 de enero, va acorde con su discurso de apretar al vecino del sur para que actúe contra las organizaciones criminales que han inundado de drogas –como el fentanilo—varias ciudades estadounidenses, y ponga un cerrojo a la migración que entra por la frontera sur para dirigirse a la Unión Americana.

Cuando en 2021 abandonó la Embajada de los Estados Unidos en El Salvador luego de tres años en aquella misión diplomática, Johnson dejó una imagen de un hombre pragmático, donde la férrea defensa de la agenda de su jefe en la Casa Blanca se plasmó para contener el pandillerismo, la migración y la incursión China en esa región de Centroamérica.

De Fuerzas Especiales a la CIA

El coronel Ronald D. Johnson se alistó en la Guardia Nacional del Ejército de Estados Unidos en 1971, poco después ingresó a la Escuela de Aspirantes a Oficiales y se graduó en el curso de oficiales de las Fuerzas Especiales en 1977. En aquel año mientras estaba destinado en el 20º Grupo de Fuerzas Especiales (Aerotransportado), participó en varias misiones que le valieron algunos ascensos hasta que en 1984 fue designado como comandante de destacamento en el 3º Batallón, del famoso Séptimo Grupo de Fuerzas Especiales (Aerotransportado) en Panamá, una unidad reconocida por sus labores de infiltración, acopio de información de inteligencia y operaciones de contrainteligencia en organizaciones de tráfico de drogas y en grupos guerrilleros.

De acuerdo con su currículum, Johnson prestó servicio en “una amplia variedad de puestos de mando y personal, contribuyendo directamente a la larga destacada historia del Regimiento de Fuerzas Especiales”. Como oficial de Boinas Verdes estando en servicio en Panamá, fue seleccionado como el primer oficial de las Fuerzas Especiales para asistir a la beca de la Escuela de Guerra del Ejército en la Agencia Central de Inteligencia (CIA). Licenciado en Ciencias por la Universidad de Nueva York, con maestría en la Universidad de Inteligencia Nacional, se especializó en operaciones de inteligencia tras sus servicios en el ejército, donde participó en operaciones de combate en todo el mundo en unidades de misiones especiales. En la CIA, Johnson estuvo en la oficina de enlace de Ciencia y Tecnología, es decir se especializó en “inteligencia técnica” en operaciones de guerra “no convencional”. Fue asesor del Comando Sur como representante del Director de Inteligencia Nacional y de la CIA.

En columnas periodísticas se publicó que el mensaje detrás de su designación en México es que el vacío institucional en el combate al tráfico de drogas, la migración y las amenazas híbridas como las que representan China y Rusia, se combatirán desde una perspectiva militar con herramientas de la inteligencia acorde al discurso del futuro inquilino de la Casa Blanca. No pasó por alto que una de sus últimas apariciones públicas fue en abril del 2023, cuando recibió un reconocimiento como miembro “distinguido y honorario del Regimiento de Fuerzas Especiales”. Detrás de la medalla y el diploma que recibió se encuentra el status que representa al pasar a estar considerado “vínculo entre los miembros de los regimientos que prestan servicio actualmente y aquellos que se han separado del servicio activo o de reserva” pero siguen promoviendo los intereses estadounidenses. No quedó duda que el respaldo de su alma mater va implícito en la que aparece como su nueva misión como Embajador en México.

La presencia de agentes de la CIA en el país se han evidenciado en teatros de operaciones donde han caído importantes capos de la droga. Alan Feuer, corresponsal en cortes federales para The New York Times, registró en su libro “El Jefe. The Stalking of el Chapo Guzmán”, la presencia de agentes de la CIA en Culiacán durante el proceso de acopio de información y de infiltración de las redes del otrora líder del Cártel de Sinaloa. La posibilidad de que el presunto secuestro y captura de Ismael “el Mayo” Zambada en julio pasado, haya sido resultado de una operación encubierta de la Agencia Nacional de Seguridad y el FBI, ha sido planteada en Estados Unidos y en México como resultado de la desconfianza al gobierno de Andrés Manuel Lópe Obrador, señalado de favorecer a estru grupo criminal durante su sexenio.

En charla fuera de grabación y solicitando no ser citados por nombre ni rango, fuentes militares que también cursaron estudios en Fort Bragg, comentaron que el perfil del nuevo Embajador es de un oficial de inteligencia hecho la práctica y conocedor de ese tipo de operaciones como las que redituaron en la caída de los dos líderes del Cártel de Sinaloa. Además su experiencia militar le permitirá darse cuenta cuál es la capacidad real de combate de las fuerzas armadas mexicanas. Nadie duda que como especialista en inteligencia podrá conocer a fondo las fallas que abonan para que el sistema de complicidades que opera en distintos niveles de gobierno permita que los flujos de droga y el tráfico de migrantes se hayan incrementado en los últimos años en el país con la aparente “bendición” oficial. Johnson está curtido en operaciones de alta complejidad. A principios de los años 90, fue desplegado en los Balcanes como oficial militar superior de un equipo integrado de la Agencia Central de Inteligencia, la Agencia de Seguridad Nacional y personal de la Unidad de Misiones Especiales para detener a personas acusadas de crímenes de guerra. El mensaje está más que implícito para México, no sólo se tratará de los capos de la droga, sino que podría haber sorpresas si Donald Trump exige responsables en los círculos de protección político al crimen organizado.

Juan Velediaz / @velediaz424 / EstadoMayor.mx

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