Prevén demoras para gendarmería


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México, 28 de marzo (Reforma).- Al menos una década podría llevarse la conformación real de la Gendarmería Nacional propuesta por el Gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto.

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De acuerdo con Vanda Felbab-Brown, académica de Brookings Institution y una de las especialistas más reconocidas en temas de seguridad en México y América Latina, una reforma policial robusta, incluso bajo condiciones propicias, fácilmente rebasará los tiempos de la actual Administración.

De hecho, el Gobierno federal al darse cuenta de que formar una nueva fuerza de seguridad tomará un largo tiempo reconsideró el número de integrantes del nuevo órgano y lo redujo drásticamente de una propuesta original de 60 mil hombres a tan sólo los 10 mil que están considerados actualmente, señala la experta.

“Esencialmente se requiere reemplazar a una generación entera de oficiales y habituarlos a nuevos valores y doctrinas”, explica Felbab-Brown en el análisis “Peña Nieto’s Piñata: The Promise and Pitfalls of México’s New Security Policy against Organized Crime” (La Piñata de Peña Nieto: Las Promesas y Trampas de la Nueva Política de Seguridad de México contra el Crimen Organizado), difundido en febrero por la Latin America Initiative de Brookings Institution.

Para Felbab-Brown, la idea de crear una Gendarmería Nacional “tiene sentido”, en lugares donde los criminales son muy violentos, las fuerzas de seguridad regulares están rebasadas y el aparato de justicia ha perdido su capacidad de disuasión, como en el caso de México.

Un cuerpo paramilitar con mayor capacidad defensiva, afirma, podría enfrentar de mejor manera ataques del crimen organizado e incluso tener un efecto disuasorio.

Además, permitiría retirar a los militares de las tareas de seguridad pública y ser desplegada en zonas rurales aisladas, como sucede en Italia, donde la presencia del Estado es mínima y cuerpos policiales usualmente funcionan como bandas criminales al servicio de políticos o caciques locales.

El problema, señala, es que la Gendarmería tendría que ser formada al mismo tiempo que se combate a los grupos del crimen organizado y “siempre es problemático pilotear un avión mientras éste se está construyendo”, ejemplifica la especialista.

En el documento, Felbab-Brown advierte que justamente uno de los mayores errores de la estrategia anticrimen del ex Presidente Felipe Calderón fue pensar -de una manera no realista- que la depuración de las corporaciones policiales sería más rápida.

Mismos errores

La investigadora estadounidense afirma que la manera de levantar rápidamente la Gendarmería es integrarla con elementos provenientes de las Fuerzas Armadas, como está sucediendo actualmente, pero esto conllevaría los mismos problemas que implica tener a los militares en las calles, llevando a cabo tareas de seguridad pública.

“Después de todo, la fuerza estaría conformada por los mismos individuos que sirvieron en la milicia, que carecen de entrenamiento para interactuar con la población, respetar los derechos humanos y participar en operaciones contra el crimen organizado.

“Si los gendarmes son reclutados del Ejército, necesitarán ser reentrenados y adoctrinados con una mentalidad diferentes sobre el uso de la fuerza”, puntualiza.

Felbab-Brown señala que una de las preguntas importantes es si la Gendarmería tendrá capacidad de investigación, o se limitará a hacer detenciones como ocurre con las fuerzas de seguridad que operan actualmente. De no ser así, alerta, la nueva fuerza podría caer en los mismos problemas que enfrentan ahora Ejército, Marina y Policía Federal con los agentes del Ministerio Público.

Pero tan o más importante que la conformación de la nueva fuerza, es la definición de tareas claras, sentencia Felbab-Brown.

Otro de los grandes errores de la estrategia de Calderón fue que los militares fueron lanzados a las calles sin un plan operacional detallado.

“La estrategia nunca definió lo que los militares debían hacer en la práctica -¿Se suponía que debían matar a la mayor cantidad posible de criminales en una ciudad, o arrestarlos, o desplazarlos a barrios marginales o a otras regiones, o simplemente detener las matanzas entre ellos mismos?”, se pregunta.

Por otra parte, el modelo de Mando Único policial -el cual agrupa a la policía federal, estatal y municipal en una misma cadena de mando- podría reducir la corrupción en las fuerzas policiales, y ayudar en el desarrollo de las habilidades de los elementos.

Felbab-Brown puntualiza la importancia de depurar a la policía de elementos corruptos, pero no mediante despidos o arrestos masivos, sino mediante investigaciones y aportaciones de pruebas contundentes; de no hacer una depuración correcta, se corre el riesgo de centralizar la corrupción.

Además, las fuerzas policiales, estructuradas bajo una Mando Único, necesitan conocer a profundidad las comunidades en la que van a trabajar, y permanecer en la zona de manera permanente para ser aceptados por los habitantes de dicha zona.

Diana Baptista

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