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México, 17 de diciembre.- ¿Un hombre azotado por unos pelafustanes tiene capacidad para protegernos?, ¿Qué clase de policía federal tenemos?. Porque los hombres profesionales, capaces, valientes, entrenados que nos han venido vendiendo sus respectivos jefes en estos años no están en las fotografías denigrantes que llenaron las páginas este lunes 15 de diciembre.
Lo que ahí encontramos fue a un grupo de víctimas que no metieron las manos para defenderse, totalmente vencidos.
Ésta es la verdadera lectura del ataque que sufrió la Policía Federal en Chilpancingo la madrugada del domingo.
Según unas versiones, fueron encapuchados que protestan junto con los familiares de los normalistas, según otras los maestros disidentes de Guerrero, y de acuerdo con las peores posibilidades un grupo “guerrillero-narco”.
Lo cierto es que los sorprendieron y los vencieron, pudieron haberlos matado.
Uno de los agentes heridos esa madrugada está muy grave.
Y vuelvo a cuestionar: ¿Qué sucedió con el entrenamiento?
De lo que tienen obligación de saber los policías federales es de seguridad, de cómo proteger a los ciudadanos y protegerse a sí mismos. Y esto no estuvo presente. Los agresores, del grupo que hayan sido, entraron al hotel donde se alojaban los policías como si fuese su casa. No había mínimas medidas de seguridad, como si hubiesen ido de vacaciones y no a la capital de una entidad que vive el peor de los conflictos violentos.
¿Qué estaban haciendo en Guerrero realmente?
Da una pena ajena tan grande verlos de víctimas.
Supuestamente los policías federales agredieron a los maestros, se dijo que algunos de ellos estaban borrachos, era madrugada de domingo o sábado muy tarde como se prefiere. ¿Por qué bajar la guardia?
Es tan inconcebible y sin admisión.
Quienes hemos encabezado, me pongo en primera persona del singular, un operativo de seguridad en una población, donde como autoridad vas a romper intereses, vas a perseguir a criminales, sabemos que es indispensable “andar a las vivas”. Lo que se traduce a tomar todas las protecciones posibles. La primera de ellas: tu seguridad en el alojamiento.
Como resulta imposible ocultar la presencia policiaca en un operativo, hay que saber elegir el hotel de acuerdo a condiciones de seguridad. Poner guardias armadas en la calle y a la entrada del hotel las 24 horas, ver las salidas de emergencia para un problema que no pueda resolverse. En pocas palabras, hay que saberse autoridad y partir de adelantarse a cualquier movimiento que puedan hacer quienes vas a perseguir y/o detener.
Si, como sucedió con la policía federal, tu presencia tiene un elemento intimidatorio hay que saberlo expresar. La fuerza legítima eres tú como autoridad.
Que hayan secuestrado a policías expertos en resolver y rescatar a secuestrados no tiene calificativo.
¿Qué clase de jefe es Galindo?
Porque a juzgar por sus declaraciones posteriores está muerto de miedo. Y eso es lo peor que le puede pasar a la policía.
El comisionado de la Policía Federal declaró: “es dañar por dañar, con una saña que no entendemos”.
Perdón señor Galindo, pero no le corresponde entender, sino ser autoridad.
En verdad que vive en otro planeta Galindo, ya que aseveró que no sabe por qué le dieron azotes en la espalda a uno de sus policías, ya que eso “es poco usual”.
¿A qué fueron los policías federales a Guerrero, insisto en preguntar? Porque no se puede poner orden cuando no tienes capacidad para protegerte de los agresores.
La policía federal está bajo sospecha por su participación u omisión en Iguala la noche del 26 de septiembre, hoy sabemos que no es confiable ni está entrenada, ni tiene capacidad como autoridad.
Como dicen tanto en redes sociales: “Que renuncie…”
Isabel Arvide
@isabelarvide
Estado Mayor
7 comments for “Policía Federal, rebasada e incapaz”