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México, 13 de diciembre (Reporte Índigo).- México y los mexicanos sabemos que todo, siempre, puede empeorar.
Cuando el ex presidente Miguel de la Madrid llegó al poder descubrió una policía múltiple, poco preparada, que era más una amenaza que una defensa para la sociedad mexicana.
¿Qué hizo? Despidió a muchos policías.
¿Qué pasó? Que el secuestro y la inseguridad pasaron a ser parte del producto interno bruto mexicano.
¿Por qué? Porque esos policías despedidos se convirtieron en la primera multinacional del crimen.
Ahora, en lo que queda del día después de Calderón, tenemos un problema con el glorioso, leal, y constitucional Ejército Nacional Mexicano.
Me explico: los militares salieron a la calle –contra todo pronóstico– a defender la guerra, la cruzada, la legitimización, la necesaria politización del gobierno de Felipe Calderón Hinojosa. Los militares sufrieron por ser comparados con una banda de malandros que robaban, vendían drogas y podían comprar armas de contrabando. Pasaron de ser una de las instituciones más preciadas y respetadas en México, por su acostumbrada ayuda a la sociedad en casos de emergencia, a ser considerados como parte del problema.
Sin embargo, como la vida tiene mucha fuerza, poco a poco, división a división, región a región, estado a estado, el Ejército Mexicano se fue mutando de los cuarteles, a la lucha contra el narco crimen. Eso sí: los gastos de los militares -lo que comían, la gasolina y todos los recursos que necesitaban– eran cubiertos por cada estado.
Fue allí cuando empezó un problema que ahora se pretende resolver con una fuerza policial nueva que se llama la gendarmería.
A quienes nos gusta “La pantera rosa”, la gendarmería nos suena muy familiar. Pero, digo yo: ¿qué tienen que ver los gendarmes con México? Claramente nada.
Sin embargo, la policía –lo que sustituirá a la AFI del nunca bien ponderado Genaro García Luna y la Policía Federal– va a ser sustituido por esta gendarmería. Y se le puede llamar policía nacional o policía no calderonista o policía de Peña, al final de cuentas no será otra cosa más que gendarmería. Aquí lo importante es que dicha gendarmería será un dominio reservado del Ejército Mexicano.
Los coroneles, los capitanes, los comandantes, los que mandan, los que ya tuvieron una subida al nivel de vida y un cambio en su situación como consecuencia en la guerra de Calderón, van a ser los primeros que están organizando la nueva policía del régimen.
Es una buena noticia y, sobre todo, es una noticia justa. Y es importante saber que, en ese sentido, todos los juegos de algunos generales, de algunos exsubsecretarios del secretario de la Defensa, Clemente Vega, llegan a su final con el nombramiento de quién, cómo y cuándo será quien controle la gendarmería.
Necesitamos una policía, pero también necesitamos darle una salida a la situación nómada que puso Calderón al Ejército Mexicano, y eso será la policía.
Ojalá y con eso se entierren las peores y más sospechosas prácticas de servir al Estado, sirviéndose a sí mismo.
P.D. En el entorno verde y no por lo ecológico todo el mundo se preguntó: ¿qué paso con el General Macedo de la Concha? Iba a estar, iba a ser uno de los pilares que estarían a la derecha o a la izquierda de nuestro Secretario Osorio Chong. Sin embargo, entre el nombramiento y la publicidad, se cayó.
¿Cuántos generales y tenientes más verán un segundo brote como si fuera la primavera? Por ejemplo, ¿irá Moisés a sustituir a Noé?
Antonio Navalón